Historiantes de Panchimalco bailan durante la procesión de la cruz previo a la celebración del día.
Una indígena de Panchimalco sirve la comida junto a la cruz. En este municipio se mantiene la celebración desde la época colonial.
Mayo. Mes de la madre, de la virgen, de la fertilidad... de la cruz.
La cosecha de los frutos, la llegada de las primeras lluvias y el agradecimiento a la tierra son conmemorados cada 3 de mayo.
Recuerdo de niño cuando mi papá me tenía la sorpresa al llegar del colegio, ya estaba en el patio de la casa pegado al palo de mango la cruz de jiote con las frutas de la época, sus adornos y el infaltable Toro Pinto con el diablo, la siguanaba, el cipítio y otros, desde la mañana andaban de casa en casa, y donde no encontraban la cruz decían que en la noche regresarían a traer a la familia, claro si la encontraban guardaban reverencia a la cruz y bailan para la niña dorita...
Mis amigos los de siempre con los que jugaba pelota llegaban para comer pastel (si había), Elmer(murió a manos de la FA a los 13 años), Toño "el rancio" que ahora ya tiene como 5 hijos, Chico "Chira" "trampa" "lempira" ya no sigo porque este sí que tenía apodos ahora está en la USA.
Mis padres José Israel y Dora Mabel a quienes les guardo un amor eterno por haberme dado lo mejor de su vida, a mi tía Delmy valle de Leiva que ha sido mi segunda madre, a mi hermano querido José Concepción Valle "Pepe el toro" "Conchito Valle" que estas en la dicha de Dios, hoy te recordé en la mañana al escuchar "la cruda"; a Don Carlos "Charlie Cheen" que me cuidó durante toda su vida, a mis hermanas queridas Alma Valle que esta en la USA y siempre agradecido por todo lo que has hecho en mi vida y a Osiris Valle que hemos reído y llorado juntos por el camino de la vida, a mis queridas sobrinas Isis Anubis por el amor de hija que le tengo, a Marilyn que siempre la recuerdo con mucho amor.
A mis hijas Gabriela y Marcela que son el motor en mi vida, la felicidad en mi rostro, son mi ojos, amor que todo lo puede.
El tiempo pasa y con ello se pierden muchas cosas, es por eso que hago un alto en mi camino y les dedico este recuerdo como agradecimiento en mi fecha de natalicio y sobre todo por ser el día de la cruz, les dejo esto que encontré navegando por la web.
Huellas prehispánicas
Antes de la llegada de los españoles, los indígenas rendían culto a la fertilidad de la tierra. En estas ceremonias se adoraba al Xipe Totec o el señor desollado.
Esta deidad, que estaba relacionada con la muerte, recibía ofrendas de pieles de personas. Durante el ritual, el dios era revestido con esas pieles.
El padre Fray Bernardino de Sahagún aseguró en 1546 que el culto al Xipe Totec se dio en la costa pacífica de Mesoamérica.
En 1976, el arqueólogo estadounidense Stanley Boggs reportó el hallazgo de dos efigies de este dios en el lago de Güija, Santa Ana.
La antropóloga de CONCULTURA Gloria Mejía de Gutiérrez detalla en el folleto Día de la Cruz que las cruces utilizadas actualmente son hechas con madera verde del palo de jiote.
Según ella, esto se debe a que la textura del tallo de este árbol recuerda las pieles ofrendadas al Xipe Totec.
La Santa Cruz
La antropóloga De Gutiérrez dice que el elemento de la cruz debe ser analizado bajo dos perspectivas: la cristiana y la indígena.
Para los indígenas mesoamericanos, la cruz está relacionada con los cuatro rumbos cósmicos, los cuales son dedicados a los cuatro Balams mencionados en el libro sagrado del “Popol Vuh”. Ellos son: Balam Quitzé, Balam Acab, Mahucutah e Iqui Balam.
Para los cristianos, la cruz se relaciona con la muerte y el sacrificio realizados por Jesucristo.
Con la evangelización de los pueblos indígenas, la tradición incluyó elementos indígenas y rituales católicos, tales como los rezos y la misma cruz.
Por esta razón, los católicos afirman que si en una casa no es colocada la cruz, se corre el riesgo de que el diablo se presente a bailar a medianoche.
Y para espantarlo, se canta: el estribillo: “Vete de aquí, Satanás, que parte de mí no tendrás, porque el Día de la Cruz dije mil veces Jesús, Jesús, Jesús”.
Durante el día, los católicos deben rezar tres rosarios.
Y por la noche deben compartir tamales, café y pan dulce con sus amigos, vecinos e incluso personas desconocidas.
Fuente bibliografica:
La Prensa Gráfica